Club swinger: La mutación del Coliseum.


Coliseum club swinger CDMX

Club SW en CDMX


El Coli, es un club emblemático. Es de esos lugares cuya influencia en una comunidad trasciende el límite de los gustos personales o las preferencias. Para nosotros, es también el terruño desde el cual un par de tipos extraordinarios a quienes tenemos el privilegio de llamar amigos, trabajan con mucho ahínco para ofrecer una propuesta muy bien lograda.  Lo más llamativo de este local es la hermosa casona que lo alberga. Cercana a Paseo de la Reforma y con la dignidad que tienen las cosas antiguas y bien plantadas, no hay manera de no emocionarse un poquito al cruzar su umbral. Algo había, sin embargo, en el ambiente, que no terminaba de encantarnos, a pesar de haber pasado ahí varias noches divertidas.

    Afortunadamente, y abanderado con el eslogan de "Subimos de nivel", Coliseum hizo modificaciones y se mudo, de la planta baja, al piso siguiente de su residencia. La decisión fue aventurada y afortunada. Por un lado se pierde algo de la sólida cantidad de metros cuadrados con los que contaba el club, por otro, gana en comodidad y cercanía. 

         Si usted, querido lector, hubiera asistido a la fiesta SDC en la que, el sábado pasado, fungimos como anfitriones, habría llegado a la recepción habitual y hubiera visto ahí, descolgándose del cubo de las escaleras a una acróbata aérea que le hubiera dado, desde las alturas, una copa de vino espumoso. También, hubiera visto,  en ese mismo largo tiro, un espectáculo sensual de danza en telas que mucho llamó la atención de los visitantes.

     El nuevo espacio está dividido en tres secciones de estética porfiriana embarradas de impúdico kitsch. El salón principal tiene un dejo de teatralidad: muros de doble altura y un par de candiles perfilan hacia un balcón interior que sirve como sección de fumar, cabina de DJ, o escenario para música en vivo. Ahí, es sencillo imaginarse una representación de la célebre escena en la que Julieta habla desde la ventana con su encubierto Romeo. Las mesas y sus respectivas bancas acolchonadas se distribuyen en rededor para que todos los asistentes puedan (quieran o no) verse las caras entre la precaria luz de dos candiles.

       El playroom es un involuntario homenaje a la noventero thriller swinger, Zebra Lounge y, además, un catálogo de formas para lujuriosos lechos. Quiero decir que el fornicante, sin duda encontrará ahí dentro, algún sillón, cama, catre u otomana que se ajuste a las necesidades de su columna vertebral y la de su(s) asociado(s) sexual(es). Es mucho más pequeño que el cuarto oscuro anterior y con menos recovecos. Pero, la tapicería impermeable del mobiliario y su condición más íntima, hacen que, al menos a mí, se me antoje más follar, sobre todo porque ahora, y ésta puede ser la mejor de las mejoras, el playroom ya está abierto toda la noche.

         Entre uno y otro salón, hay una especie de vestíbulo. La música se escucha menos fuerte, y la conversación es, por lo tanto, más placentera. Aquí hubo, durante la fiesta antes mencionada, una artista del body paint que hacía tatuajes temporales a quienes se acercaban. El detalle me encantó porque hay mucho de infantil en las formas en que los swingers nos divertimos. Y sí, esto fue como una especie de puesto de pinta caritas de quermés, en su versión para adultos. 

         Y hablando de fiestas y juegos. SDC regaló entre los asistentes un par de cupones por 500 dólares válidos para viajes, y aún mejor, un viaje en crucero por el Caribe para zarpar en diciembre. Así que, en resumen: somos felices con el nuevo Coliseum y, las fiesta del sábado pasado estuvo, la verdad, padrísima.

P.D. Coliseum sigue albergando los jueves a las fiestas de Libido Extreme, y también hubo fiesta de reinauguración la semana pasada. También estuvimos ahí con SDC y sip, también esa fiesta estuvo, la verdad, padrísima. 

Informes y reservaciones:  http://www.coliseum.com.mx/

Fiestas swinger acrobacia
Foto: @ClubColiseumSW

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