Club swinger Lupita Roma

Conferencia de Jardín de Adultos en Lupita Roma, Club SW

-Y un feliz regreso a clases-

Recibir la invitación fue la primera de las sorpresas. Si Lupita Roma fuera una persona, tendría edad suficiente para visitar bares libertinos. Se trata de un sitio con toda la tradición y la experiencia del mundo al que, un poco por su ubicación geográfica y otro poco por nuestra ignorancia enciclopédica, Mariana y yo no habíamos volteado a ver. Pero, aparentemente, ellos son más listos que nosotros y nos invitaron a ser parte de sus noches temáticas de vuelta al colegio.

     De origen, la idea ya era buena. En lugar de hacer la confiable fiesta de colegialas se arriesgaron un poco más y armaron un ciclo de charlas en las que algunos expertos en lifestyle (y también nosotros) hablaron de diferentes temas relacionados a la vida swinger. La lista de conferencistas era, sin duda, un catálogo de primeras opciones. TuCorneador, para hablar de cuckoldry. XimeSan para nuevas generaciones, MxBarby sobre poliamor y a nosotros nos honraron dejándonos hablar sobre los primeros pasos. Como suele ocurrir con las buenas historias, la clase en realidad la recibimos nosotros.

     "Fíjate que cuando empezamos..." nos dijo Lupita al sentarse a nuestra mesa, y comenzó una lección de historia invaluable. Nos habló de una legendaria pizzería en cuya bodega y sin mayores atavíos, nuestros antepasados de la década de los ochenta se reunían a swinguear. No había cuartos oscuros, pero sí había un enorme anuncio de acrílico que retrataba el perfil de una loba capitolina franqueado por la leyenda: RESTAURANTE ROMA * RINCÓN DE ITALIA EN MÉXICO. Éste aún existe luciéndose sobre la roja pared que sirve de vestíbulo al club. Nos platicó sobre Pedro López, el icónico empresario del ambiente. Nos contó sobre un chaval que esperaba a su mamá en el restaurante de la planta baja con la clara consigna de que el piso de arriba estaba prohibido para él. Contó la historia de unas fiestas que se hicieron en las habitaciones de un hotel como resultado de una clausura sorpresiva. En fin, que durante un buen rato, escuchamos como Lupita y los suyos inventaron el hilo negro del hoy tantos se sienten tan orgullosos de ostentar.

       Nuestra clase magistral transcurrió de lo más agradablemente posible. Contra mi pronóstico, los varios asistentes, para quienes representábamos el único obstáculo que los separaba de la fiesta, nos escucharon con linda actitud y bonhomía. La gente se reía de nuestros chistes y participaba de muy buena gana. La experiencia fue inmejorable. La calidez de Lupita y sus, ahora más que adultos, par de hijos, su generosidad y el invaluable trabajo que han hecho durante los últimos 21 años para construir un espacio de libertad y exploración nos llenaron de nuevos bríos. Cuando uno pretende enseñar a los demás, es uno el que casi  siempre aprende más. Esta frase típica de docentes, pocas veces como ahora, había encerrado tanta verdad. 

Conferencia swiger Mariana y Diego en Club Lupita Roma



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