8 razones para amar El Pistache

Parajes para parejas 

Tanto hablamos aquí de este hotel para parejas swinger, nudistas y liberales, que más de una persona nos ha dicho a broma que deberíamos tener acciones. Lo que no saben es que sí las tenemos. Hay participaciones que van más allá de los números y no siempre son necesarias las utilidades para sentirse propietario de algo. Ese lugar nos ha dado historias, diversiones, pasiones y muchos amigos. Eso no aparece en ningún indicador financiero pero ¿para qué se quiere más? 

El sábado pasado, como todos los años, hicimos nuestro peregrinaje a la celebración del aniversario número ocho, y la verdad es que no pudimos haberla pasado mejor. Jardín iluminado, alberca nocturna, cielo estrellado y gente sexy vestida de blanco en hedonista pachanga, creaban una vibra como de comercial de cigarrillos, o de perfumes o de cualquier cosa que trate de vender felicidad empaquetada.  Quién no ha descubierto aún  este sensual rincón de Morelos, debería hacerlo, y en este artículo no habrá sutileza; El Pistache es uno de nuestros lugares favoritos en el mundo y punto. Aquí, algunos de los poderosos motivos.



1.- Hay sol para andar en pelotas.


Para Mariana, la ropa es una de las peores torturas inventadas por la humanidad. Así que, no bien cruzamos la frontera entre el mundo real y el idílico oasis, el clima de Alpuyeca se vuelve un cómplice perfecto. ¿Cuántas personas en el mundo podrán presumir pasar un fin de semana tirados al sol sin las molestias de las marcas de bronceado? Pocos, y nosotros entre ellos. 

2.- Se come muy bien, y se bebe todo el tiempo.


Bestia de ciudad, como soy, vivo, al igual que muchos, con la guardia puesta. La vida adulta es un eterno sumar y restar, planear y organizar, contemplar, prever, en fin, todo aquello para lo que mis padres me adiestraron sin posibilidad de cuestionamiento. Un lugar todo incluido sirve como una especie de interruptor. Aunque sea por el breve lapso de un fin de semana, el cuerpo deja de preocuparse y se encarga de que alguien más cuide de él. Al llegar al Pistache nos ponemos en modo feto; nos comportamos como Adán y Eva y nos liberamos del tan pesado oficio de cargar la cartera. Pareciera trivial, pero de vez en vez, esa clase de terapia nos viene de maravilla.


3.- Siempre nos encontramos buenos amigos.


Conocimos a muchas de las personas más relevantes de nuestra vida swinger en el Pistache, por lo tanto, es común que cuando vamos, nos encontremos con ellos. Pero el lugar en sí mismo es un imán de gente interesante. Si no hay viejos amigos, hacemos otros nuevos, pero la conversación interesante es parte esencial del menú de servicios.

4.- Follar al aire libre es delicioso.


El sexo en grupo es delicioso. El sexo en privado es delicioso. El sexo a la vista de la gente es delicioso. De todo nos ha pasado aquí y las raras ocasiones en que no encontramos compañeritos de juegos, de todas formas, follar entre nosotros has sido espectacular. ¿Cómo no? Bajo ese sol o cobijados por  esas noches de cuerpos humeantes en el calor del jacuzzi, la vida cotidiana queda muy lejos. Y dicen que lo extraordinario es un potente afrodisíaco.

5.- Los dueños son unos bombones.

Esta pareja representa, en más de un sentido, la encarnación del éxito. Una relación sólida y comprometida, una vida de satisfacciones, negocios fructíferos e hijos bien encaminados. Los envidiosos dirán que las familias así no existen y que seguro ocultan algo. Pero aún si así fuera, el balance es tan positivo que no han dejado nada vano o pretencioso en El Pistache.  El lugar es el reflejo claro de dos personas con buenas intenciones y  una franca invitación a compartir lo mejor sin ningún resabio de mezquindad.  Así como algunos, cuando nos aburrimos del mundo real, escribimos un blog sobre las cosas que nos gustan, ellos tuvieron aficiones más ambiciosas: construyeron un hotel donde la gente de su especie la pasa increíble. 

6.- Descanso o farra según sea el caso.

Hemos dormido plácidas siestas arrullados por el sol. También hemos descubierto rincones secretos de la anatomía. Hemos pasado las noches más tranquilas. Hemos sido parte de una densa maraña de besos. Hemos estado atrapados en la relajación más absoluta y hemos cantado y bailado hasta entrada la mañana.En lo sexual y en lo no sexual, en El Pistache siempre ha tenido un poder especial para adaptarse a nuestro estado de ánimo. 

7.- El personal es lo mejor.

Cualquiera que haya tenido personal a su cargo sabe que todo proceso de entrenamiento es complicado. En ese sentido, lo que pasa aquí es fuera de serie. Todas las chicas que atienden a los huéspedes son profesionales en extremo, comprometidas y trabajadoras. Nos conocen bien por nuestro nombre y por nuestras aficiones. Son prudentes a la hora de bromear con nosotros y atentas a nuestras necesidades y caprichos de ocasión. Ellas se encargan de todo: de la cocina, de servir la mesa, de llevar tragos, de las habitaciones y, por si fuera poco, nunca dejan de sonreír.

8.- Es el mejor lugar para iniciarse

Entre las preguntas que nos llegan, la más recurrente es: ¿Cuál es el mejor sitio para un primer acercamiento al mundo swinger? Contestar esta es sencilla. Si el presupuesto alcanza, un fin de semana en El Pistache es la mejor opción (al menos para los que estamos de éste lado del mundo). Ayuda la sensación de estar de vacaciones. No hay presiones de ningún tipo y eso es un gran plus para superar los miedos que son más que naturales. Entre los huéspedes, casi siempre hay parejas experimentadas que están dispuestas a  compartir su experiencia. Es un hotel boutique, por lo tanto no está atiborrado y permite conocer acercarse 

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